Foto retrato de Ingrid Bergman

Edición Sunset

Abril 2024


Una entrega mensual online con información y recomendaciones sobre cine clásico, jazz y los artistas del pasado.

Tiempo de celebrar a una amenaza cuádruple del Hollywood dorado: la cantante, actriz, bailarina y comediante Debbie Reynolds. Nacida el 1 de abril de 1932, en El Paso, Texas, Debbie es una figura inolvidable en el mundo del cine clásico y su carrera abarcó más de seis décadas y cerca de setenta películas.

El primer descubrimiento sucedió en un concurso de belleza, cuando cazatalentos tanto de la Warner como de MGM se interesaron por, en ese momento, la joven Mary Frances. Tras dejarlo a la suerte y tirar una moneda, Warner Bros. ganó la contienda y le cambió el nombre artístico a Debbie, quien firmó un contrato por dos años.

Su debut en la pantalla llegó con un papel menor en June Bride (1948), una comedia dirigida por Bretaigne Windust y protagonizada por Bette Davis y Robert Montgomery. Sin embargo, el sendero musical la llevaría rápidamente hacia MGM. Allí, obtuvo un papel secundario en Three Little Words (1950), un musical de Richard Thorpe con Fred Astaire y Red Skelton. Ese mismo año también filmó Two Weeks with Love y su canción Aba Daba Honeymoon junto a Carleton Carpenter alcanzó el puesto número 3 de los rankings al año siguiente.

Su interpretación en esta última película favoreció la decisión de incluirla en el musical que fue crucial en el inicio y desarrollo de su carrera. Con 19 años, Debbie obtuvo su primer rol protagónico junto a Gene Kelly y Donald O’Connor en Singin’ in the Rain, dirigida por Gene y Stanley Donen. En tan solo tres meses de ensayo y sin un background de entrenamiento en tap previo, se puso a la altura de sus compañeros de elenco para realizar el elaborado número de baile Good morning. Con el tiempo, el film se convirtió en un clásico del musical y del cine en general y el de Kathy Selden fue uno de sus roles más trascendetes.

A lo largo de los años 50 y 60, Debbie continuó acumulando éxitos en la pantalla grande, incluso por fuera del musical. Trabajó con Richard Brooks en The Catered Affair (1956) y con Norman Taurog en Bundle of Joy ese mismo año. Algunos de sus roles más importantes de esta época fueron el de Tammy en Tammy and the Bachelor (1957), cuya canción principal fue un gran éxito, y el de Molly en The Unsinkable Molly Brown (1964), dirigida por Charles Walters. Otras películas incluyen I Love Melvin (1953), The Mating Game (1959) -después de la cual lanzó su primer álbum-, How the West Was Won (1962) y The Singing Nun (1966).

Durante las décadas siguientes, Debbie continuó deleitando a sus seguidores con su talento y carisma únicos tanto en cine como en teatro y televisión. En 1969 tuvo su propio programa especial, The Debbie Reynolds Show, y en 1973 protagonizó el musical Irene en Broadway.

Toda la carrera de Debbie es una prueba de su impresionante talento para el showbusiness en todas sus formas, con una magia particular para el musical y la comedia. Además de su hermosa voz y habilidad actoral, fue una de las mejores imitadoras que tuvo la golden age. Aquí la adoramos y la vamos a seguir recordando siempre.

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En honor al cumpleaños de dos de sus miembros que tenemos este mes, queremos destacar a uno de los grupos vocales más maravillosos de todos los tiempos: los Mills Brothers. Conocidos como Four Boys and a Guitar (cuatro chicos y una guitarra), el grupo se popularizó durante los años 30 y se promocionó principalmente por la capacidad de realizar los sonidos de instrumentos como la trompeta y el trombón solo con las voces, imitando el sonido de las bandas de jazz.

El grupo original estaba conformado por los cuatro hermanos Donald, Herbert, Harry y John Jr. Tras la muerte de este último en 1936, el padre de los hermanos, John Sr., tomó su lugar y los acompañó hasta 1956. El trío continuó realizando shows y presentaciones hasta los años 80 en una carrera de más de 50 años. Aquí les dejamos dos videos del cuarteto original con las canciones Swing It, Sister y Tiger Rag, su primer gran éxito.

Doris Day nos deleita con su interpretación de Shaking The Blues Away de Irving Berlin en el musical Love Me or Leave Me (1955). Dirigida por Charles Vidor, la película cuenta la historia de Ruth Etting, una cantante y actriz popular durante los años 20 y 30.

Llegó el momento. Es hora de rendir homenaje a una de las voces más legendarias e innovadoras del jazz: la gran Ella Fitzgerald. Conocida como la «Primera Dama de la Canción» y la «Reina del Jazz», su carrera musical se extendió por más de seis décadas y transformó la historia de la música popular.

Nacida el 25 de abril de 1917 en Newport News, Virginia, Ella desde pequeña se sintió atraída por la música. Tuvo sus primeras experiencias musicales en la iglesia a la que asistía con su familia y desde chica se enamoró del sonido del jazz, particularmente de las Boswell Sisters.

A los 17 años, debutó como cantante en el Apollo Theater de Harlem y, en 1935, conoció a Chick Webb, quien le dio la oportunidad de hacer una prueba junto a su banda. La prueba salió muy bien y este primer encuentro se convirtió en una alianza que haría despegar la carrera de ambos. Ella empezó a cantar junto a Chick en el famoso Savoy Ballroom y pronto grabaron varias canciones, incluida A-Tisket, A-Tasket -coescrita por Ella-, el mayor éxito de la banda y una de las grabaciones más vendidas de la década.

Tras la muerte de Chick en 1939, Ella tomó el rol de líder de la banda hasta 1942, cuando comenzó su carrera solista. Entre 1935 y 1942, grabó cerca de 150 canciones con la orquesta de Chick y también trabajó con la banda de Benny Goodman a la par de tener su propio proyecto paralelo, conocido como Ella Fitzgerald and Her Savoy Eight.

A mediados de la década de 1940, colaboró con diversos artistas como The Ink Spots y Louis Jordan. La llegada del bebop y su trabajo con Dizzy Gillespie la llevaron a experimentar con su estilo e introducir el scat -rasgo que se volvería distintivo de sus interpretaciones- en canciones como Flying Home y Oh, Lady Be Good!.

Entre sus grabaciones más famosas se encuentran Lullaby of Birdland, Mack the Knife y It Don’t Mean a Thing (If It Ain’t Got That Swing), que se convirtieron en clásicos del género. Su versatilidad vocal le permitió interpretar una amplia gama de estilos, incluyendo el scat, la improvisación y la imitación de instrumentos (o de otros cantantes) como elementos distintivos.

Ella tenía esa facilidad para agarrar una canción mega sencilla y convertirla en una obra maestra del swing y la improvisación. Su voz es uno de los instrumentos más poderosos de todo el siglo XX y no es exagerado el apodo de Primera Dama de la Canción. Además de su talento vocal, siempre nos va a conquistar con su sonrisa radiante, su energía contagiosa y su calidez humana.

Reseña de Mery Linares

@meryandthemovies

Río Bravo: el caudal de un director camaleónico, el legendario Howard Hawks

Luego del fracaso que fue Land of the Pharaohs en 1955, tuvieron que pasar 4 años para que Howard Hawks se volviera a sentar en la mítica silla de director. Lo que no sabía era que al otro lado del río de su proeza lo esperaba una de las mejores películas de la historia del cine: Río Bravo

En su retorno, se dice que sentía nervios como un novato al dirigir nuevamente y que no podía contener la presión al punto de llegar a vomitar en el set. Sin embargo, al igual que los personajes de sus películas, Hawks se enfrentó a sí mismo como director y se demostró que era capaz de hacerlo. Hoy en día, no quedan dudas de que Río Bravo es una de las obras maestras estoicas por naturaleza. Tal es su trascendencia que la película es citada en innumerables libros de cine y ha sido elegida por muchos cineastas como fuente de inspiración, desde Quentin Tarantino hasta John Carpenter. Pero lo que eleva a Río Bravo a una categoría especial es su transparencia, como el agua cristalina de un río caudaloso y con vida. 

En ella encontramos una premisa sencilla pero contundente donde los planos narran por sí mismos, la acción está latente y los diálogos unen y desnudan a los personajes. Además, encontramos grandes momentos de comedia, una fuerte moral erguida por el legendario John Wayne y la redención en la piel de Dean Martin. A este dúo se le suma la típica mujer en el cine de Hawks, independiente y valiente, encarnada por Angie Dickinson. 

En Río Bravo, el sheriff John T. Chance encierra a Joe Burdette en la celda de su oficina por asesinar a un hombre desarmado. Allí, Burdette espera la llegada del alguacil federal que aplicará la justicia adecuada a su crimen. Durante seis días de vigilancia intensa, Chance debe proteger la prisión de los intentos de rescate por parte del poderoso hermano de Burdette y su banda de seguidores.

Pero ante la vulnerabilidad emerge la grandeza y así es como, en ese retorno, Hawks desnuda su corazón y lo plasma en Río Bravo al capturar su visión de mundo, una que nos revela una realidad en la que no estamos solos: el mal puede acechar constantemente, pero la amistad y el compañerismo siempre permanecerán como las verdaderas armas para combatirlo. En toda la película, la amistad se siente tan palpable y denota una ternura que se erige en pequeños gestos como entregar tu cigarro a ese amigo que no puede armarlo.

Otro de los manifiestos palpables es el virtuosismo y esplendor de Hawks como un cineasta que había comenzado en la era silente y que hizo películas de todos los géneros. La gran escena que condensa la maestría de Hawks es la que nos sumerge en el pueblo de Río Bravo donde vemos por primera vez a Dude, interpretado por Dean Martin, y a John T. Chance, interpretado por un maduro John Wayne, en acción. Allí se enfrentan a unos lugareños en una taberna y son solo minutos de silencios, miradas y una tensión coreografiada en los que el cineasta hace galanteo de una madurez fílmica indiscutible.

Además en esa escena reside la identidad de la película, lejos de vastos paisajes y amplitud de escenarios, en Río Bravo la grandeza está en cómo están encuadrados los personajes que delatan majestuosidad entre ese callejón de tabernas, hoteles y oficina del sheriff.

Y en ese esplendor de personajes, además del dúo Chance y Dude, está el querido Walter Brennan como Stumpy, una de las voces más conocidas de aquel momento del Rock and Roll Ricky Nelson como Colorado Ryan, el matrimonio Rodante y, como ya había mencionado, Angie Dickinson como Feathers, que será el interés romántico de Chance. 

Río Bravo representa además una de las grandes colaboraciones de la guionista Leigh Brackett. Ella fue una de las grandes escritoras en empuñar grandes historias al lado de Hawks. Todo comenzó con The Big Sleep (1946) y luego siguieron Río Bravo (1959), Hatari! (1962), El Dorado (1966) y Río Lobo (1970). 

Por último, la banda sonora de Río Bravo es verdaderamente lo que hace a esta obra inolvidable. La música compuesta por Dimitri Tiomkin es el elemento esencial que le añade el aura de misterio a los momentos de tensión como con la canción El Degüello o que añade gritos de libertad y fraternidad cuando interpretan Dean Martin y Ricky Nelson, en una de mis partes favoritas, las canciones Río Bravo y My Rifle, My Pony and Me

Río Bravo es un western clásico que perdura a través del tiempo y que gana más profundidad con cada visionado. La amistad es tan palpable que te hace sentir que los personajes son como amigos cercanos. Y uno mientras tanto ‘dando la vuelta, estaré esperando, por su rifle, su pony y él’.

El 26 de abril de 1947, llegó a los cines The Cat Concerto, un cortometraje animado que representó la entrega número 29 de la serie de Tom y Jerry. Con la producción de Fred Quimby en MGM, William Hanna y Joseph Barbera se ocuparon de la dirección y Scott Bradley se encargó de la supervisión musical. En el momento del estreno recibió muy buenas críticas y hoy se lo considera uno de los mejores cortos animados. Aquí lo pueden disfrutar completo.

Wagon Wheels – Paul Whiteman

Single más escuchado en abril de 1934.

It’s Love-Love-Love – Guy Lombardo

Single más vendido en Estados Unidos en abril de 1944.

Make Love To Me! – Jo Stafford

Single más escuchado en las máquinas de discos en abril de 1954.

Reseña de Leandro A. Cuellar

@leandroacuellar

Touch of Evil (1958) ha sido presentada por Paul Schrader como “el epitafio del film noir”. No es para menos, ya que para fines de los años 50 varios recursos estilísticos del noir se habían agotado.

Ahora bien, el filme hace hincapié en la traición. No gira en torno a la corrupción policial, como afirman diversos críticos; ese es un tema secundario. Sostengo que el filme tiene como tema central la traición, y puede agregarse: la amistad y la camaradería, ya que sin amistad y sin camaradería, no hay traición posible.

Touch of Evil ha sido dirigida y protagonizada por el genio indiscutido de Orson Welles. Orson desempeña el memorable papel del policía corrupto Hank Quinlan, quien se opone a la ética del policía mexicano Frank Vargas (Charlton Heston). También actúan Janet Leigh, Akim Tamiroff y Marlene Dietrich.

La historia comienza con el plano secuencia más emblemático de la historia del cine. Observamos cómo introducen una bomba en el coche de un magnate. También vemos a la pareja de Frank y Susie (Janet Leigh) caminando en dicho plano. Como resultado, el automóvil explota en la frontera de México y Estados Unidos. Vargas, al ser testigo, será parte del caso, aunque así no lo quiera Hank.

La película se convierte en una red de intrigas sobre corrupción, una mujer amenazada, un portero que se parece a Norman Bates, un policía correcto y otros no tanto, un sospechoso, mafiosos mexicanos y una mujer como Tana que lo ve todo.

El filme ha sido objeto de controversia, ya que la productora Universal realizó cortes y adiciones en la versión original de Welles. Dicha versión no fue alabada por la crítica, y Orson envió a la productora un extenso documento indicando los cambios que debían hacerse. En 1998, finalmente se estrenó en cines con los cambios sugeridos por Welles.

Welles siempre ha tenido problemas con sus productoras. No hay duda de que ha sido un genio sin igual y que su trabajo se ha visto muchas veces desestimado. Con Touch of Evil, el espectador puede adentrarse en la maestría de Orson Welles.

Escrita por Shelton Brooks y publicada en 1910, Some of These Days fue la canción distintiva de Sophie Tucker pero tuvo innumerables versiones a lo largo de los años por una enorme cantidad de artistas. Aquí lo podemos escuchar al genial Bobby Darin dándole su sello propio al tema en una presentación de televisión de 1960 en el London Palladium.

Repasá con nosotros las tres joyitas que llevó a la pantalla grande William Wyler con Bette Davis como protagonista.

El álbum Anita O’Day Swings Cole Porter with Billy May, grabado en abril de 1959 y lanzado ese mismo año, se presenta como un monumento del jazz vocal y un homenaje a uno de sus más grandes compositores.

En él, la hermosa voz de Anita O’Day se une a los arreglos de big band de Billy May para dar vida a una selección de clásicos del compositor Cole Porter. Algunas de las canciones incluyen una versión extra veloz de I Get a Kick Out of You, una enérgica All Of You y una It’s De-Lovely que deja entrever momentos de un tren «A».

En este repaso de los éxitos de Porter, Anita nos muestra que la voz es un instrumento más que forma parte de la orquesta y no algo externo que se agrega a ella.

Singin’ in the Rain (1952) – Tráiler y reseña

Tras el éxito de An American in Paris, MGM presenta a Singin’ in the Rain como el gran nuevo espectáculo musical y pone el énfasis en la secuencia de Broadway Melody. Si bien la película no tuvo el éxito de su predecesora, hoy la reconocemos como el gran musical que MGM quiso que fuera. Aquí les dejamos el tráiler y nuestra reseña de esta película inolvidable.

Un medley para invitarnos a disfrutar de la vida simple de la mano de dos genios de la canción. En este episodio de televisión de 1970, Bing Crosby y Dean Martin interpretan muy relajadamente: Breezin’ Along With the Breeze, Give Me the Simple Life, Bidin’ My Time, Lazy Day, Gone Fishin’, Lazy River y Enjoy Yourself.

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