Claudette Colbert
El 13 de septiembre de 1903, en Saint-Mandé, Francia, nacía Émilie Chauchoin, a quien la pantalla grande vería resplandecer como Claudette Colbert, una de las actrices más notables del Hollywood de los años 30 y 40. Con una extensa carrera en teatro y en cine de más de seis décadas, participó en más de 20 obras en Broadway y más de 60 películas.
Unos años después del nacimiento de Émilie «Lily», su familia se trasladó a Nueva York en busca de mejores oportunidades laborales. Interesada en un principio en la pintura y el diseño de modas, Lily tuvo sus primeras experiencias arriba de las tablas a principios de los años 20 y adoptó el nombre de Claudette. En 1924, el actor Leslie Howard la incentivó para que trabaje con el productor Al Woods, con quien firmó un contrato de cinco años y empezó a obtener mayor notoriedad.
Tras su exitosa actuación en The Baker (1927), Leland Hayward -futuro agente de múltiples estrellas en Hollywood y productor de The Sound of Music– la recomendó para la película For the Love of Mike (1927), un drama romántico de Frank Capra que hoy se considera perdido. Con la llegada de las talkies, Claudette firmó contrato con Paramount y empezó a ganar el favor del público y de los críticos con películas como The Lady Lies (1929) y Manslaughter (1930).
Con un acento y una voz melodiosa ideales para el flamante reinado del sonido, Claudette no tardó en convertirse en estrella. A principios de los años 30 protagonizó dos películas con Maurice Chevallier: la comedia romántica The Big Pond (1930) de Hobart Henley y la comedia musical The Smiling Lieutenant (1931) de Ernst Lubitsch, en la que Claudette canta y toca el piano junto a Miriam Hopkins. En 1932, tomó el rol de la emperatriz Popea en The Sign of the Cross de Cecil B. DeMille, protagonizada también por Fredric March, Elissa Landi y Charles Laughton.
Con pocas expectativas, en el año que cerraría la era pre-code, aceptó trabajar en una screwball de bajo presupuesto con Columbia que se llevaría los cinco oscars más importantes y le daría el premio a mejor actriz: la magistral It Happened One Night (1934) de Frank Capra, con Clark Gable como su compañero en pantalla.
Ese mismo año, trabajó en otras dos producciones de Demille en Paramount, incluida Cleopatra (1934), y en Imitation of Life (1934) de John M. Stahl en Columbia, dos éxitos que consolidaron su status como estrella de la pantalla. Otra nominación llegaría pronto con el drama Private Worlds (1935) de Gregory La Cava.
Durante la segunda mitad de los años 30, protagonizó la comedia romántica Bluebeard’s Eighth Wife (1938) de Ernst Lubitsch y las screwballs Midnight (1939) de Mitchell Leisen e It’s a Wonderful World (1939) de W. S. Van Dyke. Las dos primeras cuentan con el texto de Charles Brackett y Billy Wilder, al igual que Arise, My Love (1940), también de Mitchell Leisen.
En la década siguiente llegaría una de sus screwballs más celebradas: The Palm Beach Story (1942) de Preston Sturges. Otras películas de la década incluyen Tomorrow Is Forever (1946), la comedia The Egg and I (1947) con Fred MacMurray -con quien realizó 7 películas en total- y el noir Sleep, My Love (1948) de Douglas Sirk.
Tras la celebración de su dramática interpretación en Three Came Home (1950) de Jean Negulesco, la década del 50 la encontró explorando el terreno de la pantalla chica, con apariciones y trabajos fijos en numerosos programas de televisión, como la adaptación de Blithe Spirit de 1956. En esta época y en las décadas siguientes también retomó su trabajo arriba del escenario con The Marriage-Go-Round de Leslie Stevens.
Con una belleza sublime, su distintiva forma de decir el texto y un timing perfecto, Claudette exploró todos los medios del entretenimiento, marcando principalmente la pantalla grande durante la era pre-code y sus años posteriores. Aunque tenía la versatilidad para destacarse en una enorme variedad de géneros, encontró en la comedia su hábitat natural y un contexto que la haría por siempre inolvidable.
Donald O’Connor y Mitzi Gaynor – There’s No Business Like Show Business
El fragmento de esta sección de baile tiene su parte de movimiento pero lo incluimos más como una excusa para disfrutar de una de las mejores parodias de la gran Ethel Merman: la de la maravillosa Mitzi Gaynor en There’s No Business Like Show Business (1954). La acompaña nada más y nada menos que Donald O’Connor en este musical a puro CinemaScope y canciones de Irving Berlin.
El centenario de la mítica Lauren Bacall
Repasamos 5 películas imperdibles para explorar la carrera de Lauren Bacall a los 100 años de su nacimiento.
Patsy Cline
Con una temprana pasión por cantar y compartir su arte, Virginia Patterson Hensley, nacida el 8 de septiembre de 1932 en Winchester, Virginia, dio sus primeros pasos en la música country a los 15 años. En la década del 50, empezó a hacer presentaciones de manera local y en 1955 realizó sus primeras grabaciones y se la pudo escuchar por primera vez en televisión.
Su primer éxito llegó en 1957 con Walkin’ After Midnight, canción que Patsy interpretó primero en un programa de televisión de la CBS y luego grabó con Decca. Alcanzando el segundo puesto en las listas de country y con más de un millón de copias vendidas, la canción se convirtió en un clásico del género.
En 1961, otro lanzamiento de Decca llegó a lo más alto de las listas de country y fue la canción I Fall to Pieces. Desde sus primeras canciones ya podemos escuchar su característico cry, un recurso distintivo de su estilo que agrega emoción a la interpretación y hace reconocibles sus canciones.
Ese mismo año, Patsy grabó y popularizó la canción Crazy de Willie Nelson, que se convertiría en su canción más famosa y le daría el momento de mayor reconocimiento en su carrera. Tras Crazy otros temas que estarían entre los más escuchados fueron She’s Got You, When I Get Through with You, So Wrong, Imagine That y Leavin’ on Your Mind.
En 1963, un accidente de avión interrumpió el momento más álgido de su carrera y nos dejó sin la posibilidad de escuchar más de su voz. Incluso con su corta carrera, es una de las voces femeninas más importantes del country, que expandió su alcance hacia el pop tradicional cruzando y fundiendo los géneros.
La distintiva emoción con la que transmite cada una de sus canciones no solo hizo su voz reconocible, sino que la ubicó entre las intérpretes femeninas más icónicas de la música popular. Pocos pueden comunicar el desamor en canción como la maravillosa Patsy.
Roman Holiday (1953) – William Wyler
Por Mery Linares
@meryandthemovies
Nada más seductor que una persona probando todo como si fuera la primera vez. Desde un helado, un corte de pelo, unas sandalias hasta un paso de baile, cada momento contagia ganas de vivir. O al menos así lo transmiten los ojos de Audrey Hepburn que emanan puro asombro ante una Roma encantadora y recuperada luego de la Segunda Guerra Mundial. Estoy hablando de Roman Holiday de William Wyler, una comedia romántica que consagró a Gregory Peck y lanzó al estrellato a una joven Audrey Hepburn.
En este film, la dulce actriz retrata a una princesa presa de sus responsabilidades hasta que una noche decide escapar del palacio donde se está hospedando temporalmente. En esa mágica escapada la encuentra un periodista norteamericano llamado Joe, quien estaba en busca de una exclusiva y finge desconocer a la princesa Ana. Joe y Ana pasearán por las calles de la capital italiana y el plan del periodista fallará al enamorarse de la princesa.
Esta fábula hipnótica que retrató Wyler dejó algunas de las postales más emblemáticas en la historia del cine. Desde una divertida Audrey andando en una Vespa, o la secuencia de la Bocca della Veritá, en la que Gregory Peck finge perder la mano y Hepburn reacciona sobresaltada (que fue totalmente improvisada).
Además, la química de los actores es indiscutible, al igual que su potencia interpretativa, acompañada por una gran dirección por parte de Wyler que era un maestro en registrar la profundidad psicológica de los personajes en sus películas. Lo cierto es que en Roman Holiday los personajes recorren la ciudad para dejar de ser quienes eran. Como explica el director argentino Juan Carlos Fauvety en el documental «El mundo de William Wyler»: “En sus filmes todos los personajes cambian psicológicamente desde el inicio hasta el final. Como en la vida real”
Roman Holiday impuso una nueva forma de hacer cine. En aquel momento sería una de las primeras grandes producciones de Hollywood que abandona los estudios para viajar a otras tierras y filmar como un folleto turístico. Piazza di Spagna, Piazza Venezia, la del Campidoglio, el Coliseo y el Castel Sant’Angelo son algunos de los espacios que podemos reconocer de esta ciudad de cuento de hadas. Un estilo que luego será fuente de inspiración para directores como Woody Allen.
En Roman Holiday la ciudad es una protagonista más que es testigo de cada movimiento, mirada y sensación de Ana y Joe. Pero lo fascinante es el tratamiento del punto de vista, donde a la ciudad la vemos con los ojos de la princesa y la fascinación por cada rincón es contagiosa. Genera una experiencia que solo el cine puede otorgar: ganas de enamorarse y vivir como si fuera la primera vez.
Roman Holiday obtuvo diez nominaciones al Oscar, y Audrey Hepburn se alzó con su primer premio de la Academia como Mejor Actriz. Además, el galardón a Mejor Vestuario fue para la legendaria Edith Head, quien se encargó de vestir con elegancia a una princesa que intentaba mezclarse entre la gente como una mujer común.
Princesa Anna: No sé cómo decir adiós. No se me ocurre ninguna palabra.
Joe Bradley: No lo intentes.
Mahalia Jackson – The Red Skelton Hour
La impresionante Mahalia Jackson nos deleita con sus interpretaciones de Come On Children, Let’s Sing y I Asked The Lord en este episodio de The Red Skelton Hour del 25 de septiembre de 1962. Una voz que nos transporta a otro plano.
El vestuario de Edith Head en Rear Window
Por Celina Alba Posse
@capicomenta
Edith Head, la maga de la moda
La mujer con más premios de la Academia no es una actriz o directora, sino una diseñadora de vestuario. Edith Head, la “maga de la moda de Hollywood”, no solo tuvo en la palma de su mano a las estrellas más oscarizadas de la meca del cine, sino que suyo fue uno de los reinados más longevos de la industria.
Nacida el 28 de octubre de 1987, Edith aterrizó en Hollywood en 1924 y dió comienzo a su leyenda: más de 400 películas, 35 nominaciones al Oscar y 8 victorias la convirtieron en la diseñadora de vestuario más exitosa que jamás se haya acreditado en una película.
Su primera gran irrupción se produjo en 1938, cuando, con 41 años, hizo historia al convertirse en la primera mujer en alcanzar la cima de un gran estudio cinematográfico, siendo nombrada jefa de vestuario en Paramount Pictures. Este ascenso no solo ayudó a consolidar su carrera, sino que le permitió forjar una de las alianzas profesionales más influyentes y duraderas del cine clásico, convirtiéndose en la diseñadora detrás de todas las películas que Alfred Hitchcock realizó para Paramount.
Once películas y un estilo: sus colaboraciones con Alfred Hitchcock
Tras dar inicio a su relación laboral con Notorious (1946), un thriller romántico en blanco y negro protagonizado por Ingrid Bergman y Cary Grant, la diseñadora y el Maestro del Suspense se reencontraron en Rear Window (1954), su primera colaboración a color.
Basada en un cuento de Cornell Woolrich, La ventana indiscreta gira en torno a las vivencias de Jeff Jefferies (James Stewart), un fotógrafo profesional obligado a permanecer en reposo en su departamento mientras se recupera de una fractura en la pierna. Es durante dicha reclusión que desarrolla el hobby de espiar a sus vecinos, hasta que una noche es testigo -o al menos eso cree él- de un asesinato.
Aunque Rear Window se cataloga como un thriller (y uno de los mejores jamás hechos, debo añadir), lo cierto es que también puede encasillarse como una historia de amor entre Jeff y su novia Lisa Fremont, encarnada por la etérea Grace Kelly.
En la película, Lisa trabaja en el sector de alta costura de Nueva York, por lo que su interés por el vestuario y los seis atuendos despampanantes que luce a lo largo del filme no son coincidencia… Edith Head diseñó cinco vestidos para ella, cada uno con un color y un significado que colabora a narrar la evolución del personaje de Grace Kelly, y que capturan a la perfección el estilo de la mujer de los años 50.
La primera aparición de Lisa Fremont en la película es un plano inolvidable: en un conjunto de dos piezas formado por una parte superior negro con escote en V, hombros descubiertos y mangas cortas, combinado con una falda amplia de gasa de tul, Edith Head nos subraya el estatus social alto y refinado de esta mujer (casi opuesto al de su novio Jeff).
Conforme avanza la trama, Lisa comienza a creerle a Jeff y colaborar en su espionaje, y su vestuario también evoluciona. ¿El mejor ejemplo? El vestido negro con mangas transparentes. La sobriedad de esta prenda transmite la creciente preocupación y miedo de Lisa: empieza a tomarse en serio el peligro.
Otro diseño memorable es el de una chaqueta verde y mangas tres cuartos sin botones, combinada con una falda a la altura de la rodilla y una camisa blanca de seda corte halter, que deja los brazos, hombros y espalda al descubierto. Un look muy en tendencia durante los años 50 que nos muestra a una Lisa todavía más seria y decidida, pero que con el tono verde hace alusión a la cercanía del peligro.
La creciente tensión se rompe un poco con el sensual camisón que viste Lisa en la escena posterior, cuando decide pasar la noche en el departamento de Jeff.
El último vestido diseñado por Head, y que considero quizás el look más modesto de toda la película, se presenta cuando Lisa se infiltra en el departamento del supuesto asesino: se trata de un vestido con un estampado floral en tonos tierra que combina con los atuendos de Jeff y su asistente Stella (Thelma Ritter).
Finalmente, es imposible olvidar la última escena: Lisa Fremont, relajada y victoriosa, leyendo Harper’s Bazaar en un conjunto de camisa color coral, jeans y mocasines que aluden el quiebre total con la formalidad de los 50 y la evolución hacia una imagen más sencilla, moderna y poderosa.
Un año después del estreno de Rear Window, y con 26 años, Grace Kelly ganaría su único Oscar a Mejor Actriz por el filme The Country Girl (1954), momento que quedaría inmortalizado como una verdadera hitchcock blonde, luciendo un espectacular vestido azul hielo firmado por la única e inigualable Edith Head.
Funny Face (1927)
En el mes del cumpleaños de George Gershwin no podemos hacer otra cosa en esta sección más que recordar uno de los musicales que cuentan con su gloriosa música. En este caso, queremos destacar uno que tuvo a dos hermanos que amamos como protagonistas.
Estamos hablando de Funny Face, obra con música de Gershwin y letra de su hermano Ira que se estrenó en 1927 en el -en ese momento nuevo- Alvin Theater. Los hermanos protagonistas no eran otros sino Adele y Fred Astaire, una famosa pareja de hoofers del vaudeville que ya estaban teniendo éxito en Broadway.
Tras triunfar con 244 funciones, la obra se trasladó a Londres, donde los hermanos ya habían sido aclamados en otro musical de Gershwin, Lady Be Good (1924). Además de la canción que le da el título, la obra introduce ‘S Wonderful, uno de los estándares más populares de Gershwin, en la voz de Adele y de Allen Kerns. También los hermanos cantan una primera versión de The Babbitt and the Bromide, que más adelante sería la canción del número de baile que Fred realiza junto a Gene Kelly en Ziegfeld Follies (1945).
Tres décadas más tarde, ya como estrella absoluta del cine musical, Fred protagonizaría la película Funny Face, dirigida por Stanley Donen y con Audrey Hepburn. Aunque el film toma algunas de las canciones de la obra (‘S Wonderful, Funny Face, He Loves and She Loves), la trama es completamente diferente.
De este musical contamos con las grabaciones de una buena parte de los números en la voz de los miembros del reparto. En esta versión de la canción Funny Face, a diferencia de la de la posterior película, Fred canta -dejando en claro que estamos en 1927- «Though you’re no Gloria Swanson». También podemos escuchar unos taps (de Fred, obvio) en My One and Only y es simplemente bellísimo.
Rabbit Seasoning (1952) – Warner Bros.
Dentro de los cortos de Merrie Melodies de Warner Bros., las batallas entre Bugs Bunny y el Pato Lucas son de los momentos más recordados. Este episodio, Rabbit Seasoning, es el segundo en una trilogía que comparte la temática de la caza (de patos y/o de conejos), posterior a Rabbit Fire (1951) y anterior a Duck! Rabbit, Duck! (1953). Los tres cortos fueron dirigidos por Chuck Jones con la historia de Michael Maltese y son episodios inolvidables de los Looney Tunes.
Sorry, Wrong Number (1948) – Anatole Litvak
Por Leandro A. Cuellar
@leandroacuellar
Sorry, Wrong Number (1948) es un film noir basado en la obra radiofónica del mismo nombre de Lucille Fletcher y dirigido por Anatole Litvak. Cuenta con las actuaciones de Barbara Stanwyck y Burt Lancaster. La destacada actuación de Stanwyck le valió su cuarta nominación a los premios de la Academia.
El elemento central de la narrativa del filme es el teléfono. A partir de ese dispositivo, Leona (Barbara Stanwyck), que se encuentra postrada en su cama debido a una dolencia psicosomática, es capaz de enterarse de los sucesos que giran alrededor de su marido Henry (Burt Lancaster), quien no ha llegado a casa y ha dejado a su mujer sola.
A través de largos flashbacks que comienzan con cada llamada que Leona realiza a diferentes personas, descubrimos poco a poco lo que acontece. Podemos ver que Leona es hija de un empresario exitoso y Henry es un apuesto joven sin dinero, aunque con mucha ambición.
En el noir, la ambición es un ingrediente esencial de los tipos duros como Henry y es esta motivación lo que lo llevará a tomar caminos peligrosos. Todo esto lo descubrimos a partir del punto de vista de Leona, quien realiza y recibe llamadas desde su cama. En eso llegará a escuchar una conversación entre dos asesinos que planean matar a una mujer esa misma noche.
Sorry, Wrong Number es un film noir que genera altas dosis de misterio. Barbara Stanwyck ofrece una de las mejores actuaciones de su larga trayectoria. Vale la pena revisitarlo o verlo por primera vez.
We’ll Meet Again
El 28 de septiembre de 1939, una joven Vera Lynn grababa en Londres la primera versión de una canción que se convertiría de uno de los principales himnos de la Segunda Guerra. En esta versión de We’ll Meet Again, compuesta por Ross Parker y Hughie Charles, la voz de Vera es acompañada por Arthur Young en el Novachord, un protosintetizador creado por Laurens Hammond en 1938 que hace que parezca que la canción fue grabada 30 años más tarde.
Además de convertirse en un símbolo de esperanza para los soldados lejos de casa, We’ll Meet Again se transformó en la canción insignia de Vera Lynn, quien realizó varias grabaciones del tema a lo largo de los años. La más famosa y escuchada es la de 1953, en la que Vera canta junto al coro de soldados de las fuerzas británicas. Aquí les dejamos ambas versiones para escuchar.
1939
1953
Bing Crosby & Louis Armstrong – Basin Street Blues / Lazybones
Louis Armstrong improvisa maravillosamente a través de la desconcentración en este segmento junto a su compañero de aventuras musicales Bing Crosby. Juntos interpretan el clásico de Louis Basin Street Blues y Lazybones de Hoagy Carmichael y Johnny Mercer, en un episodio del programa de Bing de 1959. Ambos estilos no podrían complementarse mejor. El resultado en puro conjuro jazzero.
Notorious (1946) – Tráiler y reseña
Notorious es una de las películas más hechizantes del maestro Alfred Hitchcock, por la trama y la tensión, por el dúo protagonista y, sobre todo, por la magia de la cámara. ¿Ya la vieron? Paradójicamente, les recomiendo ver el tráiler si ya lo hicieron. En caso contrario, quedan avisados. ¡Prácticamente cuenta toda la película! Si todavía no la vieron sí pueden leer nuestra reseña a continuación.