Si hay un actor que es el epítome del Hollywood dorado, ese es el señor Cary Grant. Con una filmografía de más de 70 películas y una carrera en teatro y cine de más de 40 años, el actor se convirtió en una de las figuras más relevantes del cine clásico. Su encanto, elegancia y ritmo para la comedia se volvieron un componente esencial de la pantalla grande del siglo XX.
Archie Leach nació el 18 de enero de 1904 en la ciudad inglesa de Bristol. Durante su juventud se unió a un grupo de bailarines acróbatas con el que viajó a Estados Unidos. Rápidamente, empezó a moverse en el circuito de vaudeville y ganó reconocimiento durante los años 1920s. La comedia, la acrobacia y la pantomima fueron parte de sus primeros años de formación en el mundo del espectáculo.
A comienzos de los años 1930s, se trasladó a Hollywood y firmó contrato con la Paramount, que lo mantuvo trabajando a un ritmo de cinco o seis películas por año. Durante este período, sus roles se basaban en ser el interés romántico de actrices de renombre, como Mae West y Marlene Dietrich. El foco estaba puesto en su atractivo físico y sus papeles no presentaban gran profundidad.
En 1935, el estudio lo prestó a RKO para filmar Sylvia Scarlett, de George Cukor, junto a Katharine Hepburn. En esta película, el director presentó un Cary Grant diferente, más enfocado en su faceta cómica, y su actuación en el film significó un punto de quiebre para el actor. A finales de la década, firmó contrato con RKO y Columbia y obtuvo más libertad para elegir el tipo de roles a interpretar.
1937 fue un gran año para el actor, ya que se estrenaron sus dos primeros éxitos en el ámbito de las comedias screwball: Topper, junto a Constance Bennett, y The Awful Truth, con Irene Dunne. De la mano del director Howard Hawks, al año siguiente llegaría Bringing Up Baby, una nueva colaboración con Katharine Hepburn. El éxito de esas películas le otorgó mayor popularidad a Cary y le permitió construir una imagen de hilarante pero distinguido gentleman.
En 1940, Cary volvió a trabajar con Hawks en His Girl Friday, una comedia con una velocidad en los diálogos pocas veces vista en la pantalla grande y que tuvo a Rosalind Russell como pareja protagonista. Ese mismo año, dos comedias se sumaron a la lista de éxitos: My Favorite Wife y The Philadelphia Story. Otra gran comedia de los años 1940s fue Arsenic and Old Lace (1944), del director Frank Capra, en la que Cary hace una desopilante demostración de sus habilidades para el humor.
A lo largo de las décadas de 1940 y 1950, Cary exploró distintos tipos de géneros cinematográficos y probó su versatilidad como actor completo. En esto, tuvieron un lugar central las cuatro colaboraciones que realizó con el maestro del suspenso Alfred Hitchcock.
La primera fue Suspicion, de 1941, en la que el actor destaca en un rol a la vez seductor y perverso. Luego le siguió Notorious (1946), de temática de espionaje en la post-guerra, junto a las estrellas de Casablanca Ingrid Bergman y Claude Rains. En la segunda mitad de los años 1950s, filmó las películas probablemente más recordadas junto a Hitchcock: To Catch a Thief (1955) y North by Northwest (1959).
Algunos films que sobresalen de sus últimos años en la pantalla son An Affair to Remember (1957), con Deborah Kerr, Indiscreet (1958) y Charade (1963), con Audrey Hepburn. Estas dos últimas fueron dirigidas por Stanley Donen.
Su filmografía es tan extensa que es imposible de abarcar en un solo artículo. Más allá de en qué película lo veamos, es indudable que su presencia no pasará desapercibida. Fue su talento y trabajo único lo que lo convirtió en la figura más importante de Hollywood y en un actor inolvidable. En palabras de su amigo Frank Sinatra: «Nadie ha dado más placer a más gente durante tantos años que Cary, y nadie ha hecho tantas cosas tan bien, desde comedias ligeras a fuertes dramas, y lo ha hecho parecer fácil».