Cuando hablamos de old hollywood, es prácticamente imposible que su nombre no aparezca en la conversación. Este mes es el turno de destacar a Bogie, ícono del cine clásico de los años 1940s.
Humphrey DeForest Bogart nació en la navidad de 1899, en New York City. Comenzó su carrera como actor de teatro en Broadway, con varias apariciones durante los años 1920s y 1930s. Su debut en Hollywood fue en la comedia de John Ford Up the River (1930), en la que trabajó junto a su amigo Spencer Tracy.
Durante los años 1930s, bajo contrato con la Warner, Bogart quedó relegado a los roles de gangster antagonista en películas de crimen de clase B. Su primer despegue llegaría en 1941, primero con High Sierra y luego con The Maltese Falcon, en la que interpretó al detective Sam Spade. El éxito comercial de esta última, precursora del género film noir, fue el puntapié inicial del mejor período de la carrera de Bogie.
En 1942, de la mano del director Michael Curtiz, llegó el papel decisivo: el dueño de club nocturno Rick Blaine en la inolvidable Casablanca, junto a Ingrid Bergman. Hasta el día de hoy, las escenas y frases de Rick en esta historia de amor en tiempos de guerra forman parte de la cultura popular.
En 1944, Bogart conoció a su futura esposa Lauren Bacall. Ese año trabajaron juntos en To Have and Have Not de Howard Hawks, la primera película de Bacall. La química entre ambos era notoria adentro y fuera de la pantalla. En los años siguientes tuvieron tres colaboraciones más como pareja protagonista en thrillers/film noirs: The Big Sleep (1946), también de Hawks, Dark Passage (1947) y Key Largo (1948), con Edward G. Robinson en el rol del gangster.
En 1947, trabajó con el director John Huston en el western The Treasure of the Sierra Madre. Otra reconocida interpretación del actor en esta época es la de In a Lonely Place (1950), un noir de Santana Productions, la productora fundada por Bogart en 1948.
Una nueva colaboración con Huston llegó en 1951 con The African Queen, película que protagonizó con Katharine Hepburn y que fue rodada fuera de los estudios de Hollywood, en África. En 1954 se estrenaron dos de sus películas más destacadas antes de su muerte en 1957: The Barefoot Contessa, de Joseph L. Makiewicz, y Sabrina, de Billy Wilder.
A través de sus distintos roles, Humphrey Bogart construyó la imagen del hombre duro pero sensible, con un código de honor fuerte en medio de un mundo corrupto. Es este carácter el que lo distingue del resto de los actores de Hollywood y lo que lo convirtió en uno de los más emblemáticos de todos los tiempos.
