En esta oportunidad, hemos elegido celebrar a una de las voces más inconfundibles del jazz y uno de los representantes absolutos de la música popular del siglo XX: el inigualable Tony Bennett. El 3 de agosto de 1926 nació el joven hijo de italianos de Nueva York Anthony Dominick Benedetto. Hace unos pocos días de la escritura de este artículo, Tony partió de nuestro mundo a la edad de 96 años. En esta edición le rendimos homenaje y le agradecemos por habernos compartido su maravilloso arte.
Desde sus años de infancia, Tony se sintió atraído tanto por la música como por la pintura, dos pasiones que lo acompañarían por el resto de su vida. Comenzó a cantar por dinero desde joven y estudió técnica en la escuela, que pronto tuvo que dejar para ayudar a su familia. Durante estos años, trabajó como mesero cantante, con los ojos ya puestos en una carrera profesional.
La posibilidad de esa carrera se interrumpió momentáneamente por la Segunda Guerra Mundial, a la que fue convocado en 1944. A la vuelta de su calvario bélico en 1946, retomó sus planes artísticos y estudió la técnica bel canto en Nueva York. Gracias a la invitación de Pearl Bailey para trabajar con ella en 1949, el talento de Tony llegó a oídos de Bob Hope, quien a su vez lo invitó a cantar con él en el Teatro Paramount. Bob también le sugirió el cambio de su nombre artístico a Tony Bennett.
En 1950, Tony firmó contrato con Columbia y el éxito no se hizo esperar. Al año siguiente, su canción Because of You llegó al primer puesto de los rankings y vendió millones de copias. Más tarde ese mismo año, el éxito se repetiría con su versión del clásico Cold, Cold Heart, de Hank Williams.
Durante la década de 1950, grabó el álbum The Beat of My Heart (1957) como resultado de su colaboración con el pianista y arreglador Ralph Sharon. A este le siguieron dos álbumes con la orquesta de Count Basie: Basie Swings, Bennett Sings (1958) e In Person! (1959).
En 1962, llegó una de las canciones más emblemáticas en la carrera del cantante: I Left My Heart in San Francisco. Compuesto por Gregory Cory y Douglass Cross, el tema expresa una nostalgia ante la ciudad norteamericana que la voz de Tony logra capturar y trasmitir de manera única. Con el tiempo, la canción se convirtió en la más distintiva y más asociada con Tony.
Otras canciones memorables en su carrera incluyen Blue Velvet, I’ve Got The World On A String, The Best Is Yet To Come, For Once in My Life, Fly Me to the Moon, It Had to Be You y The Way You Look Tonight.
Marcado por su apellido real Benedetto -con el que firmaba sus hermosos cuadros- que significa «bendito» en italiano, Tony recibió un don que utilizó y amplió durante más de 60 años de carrera. Gracias a su enorme trabajo y dedicación, nosotros también podemos sentirnos bendecidos de continuar escuchando su voz y sus mágicas interpretaciones.
En mi opinión, Tony Bennett es el mejor cantante del mundo. Me emociona cuando le veo. Me conmueve. Es el cantante que transmite lo que el compositor tiene en mente, y probablemente un poco más.
Frank Sinatra