Ella Fitzgerald

Llegó el momento. Es hora de rendir homenaje a una de las voces más legendarias e innovadoras del jazz: la gran Ella Fitzgerald. Conocida como la «Primera Dama de la Canción» y la «Reina del Jazz», su carrera musical se extendió por más de seis décadas y transformó la historia de la música popular.

Nacida el 25 de abril de 1917 en Newport News, Virginia, Ella desde pequeña se sintió atraída por la música. Tuvo sus primeras experiencias musicales en la iglesia a la que asistía con su familia y desde chica se enamoró del sonido del jazz, particularmente de las Boswell Sisters.

A los 17 años, debutó como cantante en el Apollo Theater de Harlem y, en 1935, conoció a Chick Webb, quien le dio la oportunidad de hacer una prueba junto a su banda. La prueba salió muy bien y este primer encuentro se convirtió en una alianza que haría despegar la carrera de ambos. Ella empezó a cantar junto a Chick en el famoso Savoy Ballroom y pronto grabaron varias canciones, incluida A-Tisket, A-Tasket -coescrita por Ella-, el mayor éxito de la banda y una de las grabaciones más vendidas de la década.

Tras la muerte de Chick en 1939, Ella tomó el rol de líder de la banda hasta 1942, cuando comenzó su carrera solista. Entre 1935 y 1942, grabó cerca de 150 canciones con la orquesta de Chick y también trabajó con la banda de Benny Goodman a la par de tener su propio proyecto paralelo, conocido como Ella Fitzgerald and Her Savoy Eight.

A mediados de la década de 1940, colaboró con diversos artistas como The Ink Spots y Louis Jordan. La llegada del bebop y su trabajo con Dizzy Gillespie la llevaron a experimentar con su estilo e introducir el scat -rasgo que se volvería distintivo de sus interpretaciones- en canciones como Flying Home y Oh, Lady Be Good!.

Entre sus grabaciones más famosas se encuentran Lullaby of Birdland, Mack the Knife y It Don’t Mean a Thing (If It Ain’t Got That Swing), que se convirtieron en clásicos del género. Su versatilidad vocal le permitió interpretar una amplia gama de estilos, incluyendo el scat, la improvisación y la imitación de instrumentos (o de otros cantantes) como elementos distintivos.

Ella tenía esa facilidad para agarrar una canción mega sencilla y convertirla en una obra maestra del swing y la improvisación. Su voz es uno de los instrumentos más poderosos de todo el siglo XX y no es exagerado el apodo de Primera Dama de la Canción. Además de su talento vocal, siempre nos va a conquistar con su sonrisa radiante, su energía contagiosa y su calidez humana.

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