Tiempo de comedia romántica, de las buenas y de las de antes. Greta Garbo protagoniza uno de los hitos de 1939: la espectacular Ninotchka de Ernst Lubitsch.
Como en esta página somos fanáticos no anónimos de Billy Wilder, no podemos dejar de mencionar su participación, junto a Charles Brackett y Walter Reisch, en la escritura del guión, que está basado en la historia de Melchior Lengyel. Como es de esperar, el diálogo es dinámico y está plagado de humorismo e ingenio.
La historia de Lengyel consiste en lo siguiente: «Una chica rusa empapada de ideales bolcheviques va a un París aterrador, capitalista y monopolístico. Conoce el romance y se divierte a lo grande. El capitalismo no es tan malo, después de todo». Con esta simple historia, Lubitsch construye una comedia fantástica. No hace falta más.
Garbo interpreta al estereotipo de la fría e inconmovible mujer soviética que cree que todo el mundo occidental está condenado a desaparecer. En París, se encuentra con el conde Léon d’Algout, interpretado por Melvyn Douglas, que será quien cambie de rumbo los planes de Ninotchka.
Acostumbrado a sus papeles dramáticos, el público descubrió por primera vez a una Garbo en un rol cómico puro. De hecho, es eslogan publicitario de la película fue «Garbo Laughs!» (¡Gabo ríe!). Esto estuvo ligado principalmente a un movimiento de marketing debido a la imagen generalizada de la actriz como una figura melancólica y trágica, ya que no es la primera vez que se ríe y lo hace en varias de sus películas anteriores.