Midnight (1939) – Mitchell Leisen

Póster de Midnight (1939)

El baile de la medianoche, ahí donde está la magia

Qué magia se desprende cuando del baúl de la watchlist aparecen películas como Midnight, de esas que, después de verlas y disfrutarlas, solo querés cuidar y, sobre todo, compartir.

Esta joya de la comedia clásica es un pequeño milagro cinematográfico, una de esas a las que seguro uno volverá, porque detrás de su sencillez se esconde una maquinaria perfecta de diálogos crujientes, situaciones delirantes y personajes totalmente entrañables.

Los artífices de esta obra atemporal son Mitchell Leisen en la dirección y la dupla de Billy Wilder y Charles Brackett en el guion. Gracias a su pluma efervescente y afilada construyeron una comedia ágil, divertida, tierna y, sobre todo, ingeniosa. Pero lo que hace de Midnight un clásico inmortal son sus personajes entrañables, cada uno con su picardía.

Claudette Colbert es Eve Peabody, una corista americana varada en París sin plata y con un vestido de lentejuelas que brilla más que su pobreza. Lo único que tiene a su favor es un ingenio excepcional y, en el universo de la screwball comedy, eso vale más que cualquier otra cosa. En cuestión de minutos, pasa de estar en un taxi con Don Ameche, un testarudo y encantador taxista que terminará enamorado de ella, a infiltrarse en la alta sociedad con toda la seguridad del mundo. A partir de ahí, fingirá ser una baronesa y verá hasta dónde la lleva la mentira.

Ahí entra en juego John Barrymore, el gran titiritero de esta historia. Su personaje, Georges Flammarion, es un millonario que tiene tan solo un problema: su esposa (Mary Astor) tiene un amante y necesita deshacerse de él cuanto antes. Eve se convertirá en su aliada perfecta. Barrymore, ya en el declive de su carrera pero todavía con un carisma arrollador, se roba cada escena con solo mover los ojos.

Aunque Billy Wilder todavía no era el director legendario de Sunset Boulevard o The Apartment, en Midnight ya se perciben algunas de sus obsesiones como la sátira a las clases altas, los diálogos rápidos y las falsas identidades.

Pero si hay algo que hace brillar a Midnight, más allá de su guion y dirección impecables, es la fantástica Colbert. Esa mezcla de encanto, desparpajo y precisión que tenía la actriz era de otro planeta. Cómo explicar que en esa escena en el hotel, cuando ni ella puede creer el delirio en el que está metida, nos reímos con ella. Es algo increíble.

Eve Peabody nos dice que toda Cinderella tiene su midnight, ese instante donde la verdad y la mentira se cruzan en un baile imposible. Entonces, nosotros también nos encontraremos ahí, en Midnight, donde el cine es pura magia.

  • Foto de perfil de Mery Linares

    Soy una humilde amante del cine clásico de Hollywood. Cada vez que veo una película de esa época, la historia revive y, con ella, también yo. Defiendo a los musicales con el alma porque, como decía Gene, ahí se bailan sueños. Con el cine de antes mi corazón siempre encuentra su ritmo y acá, como redactora de Edición Sunset, espero que encuentren el suyo.

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