Jack Lemmon nació hace 100 años, un 8 de febrero de 1925, en un ascensor de un hospital de Boston, y desde ahí la vida ya pareció indicarle que estaba destinado a las grandes historias. A lo largo de su extensa carrera, se convirtió en aquel tipo que el cine amó por la humanidad desbordante de sus personajes. Pero si el cine alguna vez fue el arte de los rostros, pocos como el suyo, uno que supo condensar la carcajada y la melancolía sin que se anulen.
Aunque parecía que su talento galopaba en sus venas, la realidad es que era un actor meticuloso, un intérprete que se formó en Harvard y que además cantaba y tocaba el piano con destreza. El jefe de Columbia, Harry Cohn, lo llevó a Hollywood pero fue Billy Wilder quien le dio una carrera. Juntos formaron una de las mejores duplas del cine, que llegó a hacer 7 películas y que nos dejó algunos de los momentos más inolvidables de la pantalla dorada.
En Some Like it Hot (1959), Lemmon huyó de la mafia disfrazado de mujer, se convirtió en Daphne y conquistó a Joe E. Brown y al resto del mundo con su energía inagotable. Luego, en The Apartment (1960), se convirtió en el triste pero entrañable C.C Baxter y ahí nos atrapó con esa mirada de hombre bueno, el que abre la puerta para los demás mientras la vida le cierra la suya.
Wilder resumió su trabajo con él con esta frase: «La mayoría de los actores pueden mostrarte una o dos cosas y están completamente vacíos. Jack Lemmon, en cambio, es el catálogo de Macy’s, Tiffany’s o Sears. Lo tiene todo».
Y sí, podía hacerlo todo, y nadie mejor que él encarnó la paradoja del tipo común, atrapado entre la risa y el desconsuelo, la torpeza y la ternura. Aunque suele ser recordado como un maestro de la comedia, también sabía desarmarse por completo, dejando al descubierto una vulnerabilidad a la que Hollywood amó por completo. Estuvo entre los diez actores más taquilleros durante más de una década, llevó a los estudios millones de dólares y fue un asiduo conquistador de premios. Ganó el Oscar, el Globo de Oro, el BAFTA y lo que pocos han logrado: la Copa Volpi de Venecia, el Oso de Berlín, la Concha de San Sebastián y el premio de Cannes.
Hoy, a cien años de su nacimiento, lo recordamos en seis películas que dibujan su retrato completo, donde la risa y el desgarro se encuentran en el mismo rostro. Como le dijo su padre en su lecho de muerte: «Spill a little sun around the world». Y eso fue exactamente lo que hizo aunque el cielo estuviese gris.
1. Mister Roberts (1955)

- Dirección: John Ford y Mervyn LeRoy
- Guion: Frank S. Nugent y Joshua Logan
- Producción: Leland Hayward
- Compañía productora: Warner Bros.
- Basada en: Obra de teatro de Thomas Heggen y Joshua Logan
En la guerra también hay tiempo para los sueños. Mister Roberts es la prueba de que el heroísmo no siempre se libra en el campo de batalla, sino en los pequeños gestos cotidianos. Jack Lemmon no era todavía «el gran Jack Lemmon», pero acá demostró que su talento estaba listo para despegar. Se llevó su primer Oscar por el marinero Pulver, un tipo torpe y encantador, que al principio nadie toma en serio, pero que aprende a ser valiente en el momento justo.
La historia sigue al teniente Roberts (Henry Fonda), atrapado en un barco de suministro en el Pacífico mientras sueña con estar en el frente. Su capitán (James Cagney) es un tirano y Pulver, el alivio cómico que pasa más tiempo escondiéndose que enfrentando problemas. Pero en esta comedia, la risa es solo la antesala de una melancolía galopante. Porque sí, la guerra es absurda, pero la vida en un barco donde nunca pasa nada también puede serlo.
2. The Notorious Landlady (1962)

- Dirección: Richard Quine
- Guion: Blake Edwards y Larry Gelbart
- Producción: Fred Kohlmar
- Compañía productora: Columbia Pictures
- Basada en: Relato corto de Margery Sharp
Aquí tenemos una historia que conjuga la comedia con el suspenso de la mano de un trío en el reparto que funciona como una fórmula mágica. Lemmon es un diplomático que llega a Londres y en la búsqueda de un departamento se encuentra con una misteriosa Kim Novak, quien está cubierta por un manto de sospecha debido a la desaparición de su esposo.
La tercera punta del triángulo la completa Fred Astaire en el rol de jefe de Lemmon que deberá sortear las complicaciones diplomáticas de la relación entre los otros dos. Un enredo extremo de espionaje, información faltante y hasta sugerencias macabras toma posesión de la trama que es además un deleite visual. Hasta los géneros se enredan con un final que nos regala pura comedia física.
3. Days of Wine and Roses (1962)

- Dirección: Blake Edwards
- Guion: J.P. Miller
- Producción: Martin Manulis
- Compañía productora: Jalem Productions
- Basada en: Telefilme de J.P. Miller
En este caso nos movemos al drama más duro, el del pozo infinito de la adicción, y a una de las interpretaciones más crudas de Jack. En la primera parte, su dulzura y comicidad habitual lidia con las dificultades de un trabajo frustrante y se abre camino en el inicio de su relación con el personaje de Lee Remick.
Ambos cuentan una historia tan difícil como circular y dramática: el vínculo que se construye a partir de un hábito que se vuelve veneno y la imposibilidad de abandonar el vicio para subsistir. Es una pareja de tres. Además de la brillante interpretación de Lemmon, tenemos la gloriosa música de Henry Mancini acompañando el drama.
4. Irma la Douce (1963)

- Dirección: Billy Wilder
- Guion: Billy Wilder y I.A.L. Diamond
- Producción: Billy Wilder
- Compañía productora: The Mirisch Corporation
- Basada en: Musical de Alexandre Breffort
Tras The Apartment, Jack y Shirley MacLaine se reencuentran bajo el lente de Billy en esta comedia desopilante situada en París. Shirley es una prostituta de llamativas medias verdes que trabaja en una zona en la que la policía parisina hace la vista gorda. Todo marcha en orden hasta que un día llega un policía honesto. Sí, adivinaron, ese es nuestro Jack Lemmon.
La historia va a escalar a un nivel de delirio como solo Billy nos puede presentar. La comedia no va a dejar de lado los momentos altamente emotivos gracias a las actuaciones de los protagonistas que forman una pareja con una ternura absoluta. En el medio vamos a ver a un Jack personificando a un señor británico que es lo más hilarante que hay y el cómplice será el tabernero Moustache… pero eso es otra historia.
5. The Fortune Cookie (1966)

- Dirección: Billy Wilder
- Guion: Billy Wilder y I.A.L. Diamond
- Producción: Billy Wilder
- Compañía productora: The Mirisch Corporation
- Basada en: Historia original de Billy Wilder y I.A.L. Diamond
Una mentira puede llevarte lejos. Y si Billy Wilder está detrás, también puede llevarte al desastre más divertido del mundo. The Fortune Cookie es la primera película donde Jack Lemmon y Walter Matthau se convierten en la mejor pareja dispareja del cine. Nunca fue tan ocurrente e incómodo ver el choque entre dos tipos tan distintos: uno que no le importa nada y al otro, todo.
Jack Lemmon es un camarógrafo que recibe un golpe menor durante un partido de fútbol americano. Nada grave, hasta que su cuñado, un abogado oportunista (Walter Matthau), le convence de fingir una lesión catastrófica para sacarle dinero a la compañía de seguros. A partir de ahí, la farsa crece como una bola de nieve y Lemmon, atrapado en su propia simulación, se debate entre la culpa y el enredo.
Matthau ganó su primer Oscar por su picardía elocuente y Lemmon, con su mirada de hombre decente atrapado en un dilema moral, hace lo que mejor sabe hacer: hacernos reír y sufrir al mismo tiempo en una sátira tan Wilder que todo tiene sabor a galleta de la suerte.
6. The Odd Couple (1968)

- Dirección: Gene Saks
- Guion: Neil Simon
- Producción: Howard W. Koch
- Compañía productora: Paramount Pictures
- Basada en: Obra de teatro de Neil Simon
Si la convivencia ya de por sí es difícil, imaginate convivir con tu antagonismo. The Odd Couple es una comedia imperdible y es la que convirtió a Lemmon y Matthau en leyenda. Acá Lemmon interpretó a Felix Ungar, un maniático de la limpieza que ordena todo lo que está a su alcance. Matthau, en cambio, interpretó al caos hecho persona, Oscar Madison, un periodista deportivo que vive entre restos de pizza y ceniceros que rebalsan. Todo escala cuando un Felix, absolutamente deprimido tras su divorcio, se muda al departamento de Oscar.
Lo genial de The Odd Couple, además de que está basada en una obra de Neil Simon, es ver a Lemmon y Matthau sacándose chispas no solo con maniobras domésticas sino con las sublimes artimañas de sus actuaciones, una complicidad como pocos y una química que es puro arte cinematográfico.
No hay duda de que Lemmon podía hacerlo todo, pero pocas veces fue tan glorioso como cuando tenía a Matthau enfrente.