Stagecoach (1939) – John Ford

Entre sus grandes maravillas, el año 1939 trajo uno de los mayores hitos en la historia del género western y del cine en general. Stagecoach (La diligencia, en español) se estrenó el 3 de marzo de aquel año y fue un éxito rotundo. Fue el primer western sonoro del director John Ford y supuso una revitalización del género. Además, el film disparó la popularidad del actor que pronto se convertiría en la encarnación del lejano oeste: John Wayne.

Reseña de Mery Linares

@meryandthemovies

“Mi nombre es John Ford y hago Westerns”. Así solía introducirse el director norteamericano que forjó el género western que, hasta el día de hoy, conforma uno de los grandes pilares de la historia cinematográfica de Hollywood. También se trata del hombre que más ha inspirado a grandes directores, incluidos Steven Spielberg, Martin Scorsese y Akira Kurosawa. Incluso Orson Welles ha confesado que John Ford fue su maestro y que Stagecoach, que había llegado a verla hasta 40 veces, fue su manual de cómo hacer un film, ya que para él era un clásico perfecto. 

Stagecoach fue el primer film de John Ford en la era del sonido y se convirtió en un hito trascendental, ya que marcó el comienzo de la carrera de Ford y del género en sí mismo. 

La película sigue la historia de nueve pasajeros de distintas clases sociales, cada uno delineado con distintas personalidades. Por diferentes motivos, cada personaje se ve obligado a viajar en el mismo carruaje cruzando todo el territorio indio hasta llegar a Lordsburg. En ese carruaje convivirán desde una mujer de la alta sociedad, un jugador, un banquero, un médico alcohólico, una prostituta hasta un forajido buscado por la ley. El viaje no sólo será un camino hacia su destino sino un camino de aprendizajes. El grupo de pasajeros intenta limar sus asperezas y trabajar en conjunto para poder llegar sanos y salvos ante el inminente peligro en las tierras de los apaches.

Stagecoach brilla por la construcción de personajes, a los que John Ford les otorga un arco y profundidad que nunca antes se había visto en el género. Además, nos enseña que no todo es como parece; muchas veces los héroes y villanos no son lo que aparentan. 

Uno de estos grandes personajes es Ringo, el forajido interpretado por John Wayne. A él nos acercamos por primera vez en la película con un icónico movimiento de cámara Dolly que termina en un primer plano. Este pronto se convierte en un manifiesto que dará comienzo a un estrellato imparable. 

Otra de las características memorables que tejen al film es la construcción inminente del peligro y la tensión. También cuenta con grandes técnicas para registrar en sus planos las escenas de acción, ya que la cámara acompaña con un virtuosismo impresionante a cada elemento del enfrentamiento. Asimismo, Ford demuestra que tiene la virtud de registrar el escenario de tal manera que se sienta real y auténtico, y entrega portaretratos del Oeste Estadounidense que serán icónicos en su filmografía. 

Stagecoach es sin dudas el film que impulsó al género y sirvió de modelo para muchos, pero sobre todo es la película que cristaliza la esencia de Ford y la hipnótica presencia de Wayne. 

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