
Agosto es el mes en que empezamos a palpitar la esperada spooky season, y que convenientemente también coincide con el aniversario de una de las películas que más atesoro dentro del terror y del cine clásico: The Haunting (1963), del genial Robert Wise.
Dentro de los multitudinarios subgéneros que ofrece el terror, considero que el de haunted houses (casas encantadas/embrujadas) es el que ha sido más constante desde los inicios del cine: en los primeros años, las casas encantadas estaban muy ligadas al gótico y películas como The Cat and the Canary (1927) ya jugaban con eventos sobrenaturales que toman lugar en mansiones tétricas.
Si bien los años 30 y 40 instauraron a sus monstruos clásicos como el género favorito, las haunted houses supieron encontrar su público: The Uninvited (1944) es un filme que marcó el paso hacia el terror más psicológico, donde los fantasmas no solo representan sustos, sino metáforas de traumas y secretos familiares.
En los 50 y 60 el género explota: películas como House on Haunted Hill (1959) y The Innocents (1961) elevaron a las casas embrujadas a nuevas alturas y el miedo ya no viene exclusivamente del fantasma o lo sobrenatural, sino de la duda: ¿el problema es la casa o son los personajes los que proyectan su locura en ella?
La adaptación del aclamado libro The Haunting of Hill House (La maldición de Hill House, 1959) llegó en 1963, llamándose sencillamente The Haunting por sugerencia de la autora Shirley Jackson. Dirigida y producida por Robert Wise, la película se centra en un grupo de cuatro personas que deciden investigar la aparentemente embrujada Hill House con motivo de un experimento paranormal.
El doctor John Markway (Richard Johnson) es el cabecilla del experimento y, en su afán de desarrollar su investigación, reúne a un peculiar grupo de personas para pasar una temporada en la temida mansión. Además del doctor, el grupo está integrado por Eleanor Lance (Julie Harris), una mujer frágil y atormentada; Theodora (Claire Bloom), de carácter fuerte y con poderes psíquicos y Luke Sanderson (Russ Tamblyn), el heredero de la mansión, enviado para vigilar que nada salga de control. Spoiler: obviamente todo lo hace y, desde la primera noche en Hill House, los protagonistas sufrirán una serie de hechos sobrenaturales que, lejos de lograr el objetivo del doctor Markway, culminarán en tragedia y muerte.
A lo largo de los años, la novela de Shirley Jackson inspiró varias adaptaciones. En 1999 llegó una nueva versión cinematográfica, protagonizada por Catherine Zeta-Jones y Liam Neeson, aunque no logró conquistar a la crítica como la original. Décadas más tarde, en 2018, Mike Flanagan reimaginó la historia bajo el título The Haunting of Hill House, transformándola en una miniserie que sí alcanzó un enorme éxito de crítica y público.
Habiendo visto todas las versiones, solo puedo decir que coincido con Martin Scorsese, quien catalogó la adaptación de 1963 como una de sus películas de terror favoritas de todos los tiempos. Y si buscan el título ideal para dar inicio a esta temporada de sustos, este filme es perfecto para arrancarla con el pie derecho.
Dr. John Markway: Una casa vieja y siniestra, de esas que algunos llaman embrujadas, es como un país inexplorado que espera ser explorado. Hill House llevaba en pie 90 años y podría seguir en pie 90 más. El silencio se cernía sobre la madera y la piedra de Hill House, y todo lo que caminaba por allí… caminaba solo.




