Los monstruos clásicos de Universal

En celebración de la spooky season, este octubre tenemos el placer de recordar una serie de películas que ocupan un lugar privilegiado en el imaginario colectivo de los amantes del cine de terror: las de los monstruos clásicos de Universal. Pero antes de destacar algunas de sus obras más icónicas, vale la pena repasar el contexto que las vio nacer.

Desde los inicios del cine mudo, las salas se poblaron de historias inspiradas en la literatura gótica y en relatos modernos de terror. Sin embargo, fue durante la década del treinta y en plena Gran Depresión que los estudios Universal se convirtieron en pioneros en llevar al cine sonoro algunos de los mitos más emblemáticos del género.

Aunque muchos coinciden en que Drácula de 1931, con la inolvidable presencia de Bela Lugosi, dio inicio oficial a la era de los monstruos clásicos, otros, en cambio, sostienen que se remonta un poco antes, en el cine mudo, donde leyendas como Lon Chaney habían aportado su grano de arena en El Fantasma de la Ópera (1925), película que no se incluye en la presente lista pero que merece mención. Ahora sí, manos a la obra.

1. Dracula (1931)

  • Dirección: Tod Browning
  • Guion: Dudley Murphy, Frederick Stephani, Garrett Fort, Tod Browning, Louis Stevens, Louis Bromfield
  • Producción: Carl Laemmle Jr., Tod Browning, E.M. Asher
  • Basada en: Drácula (1897) de Bram Stoker

Sin dudas, Drácula de 1931 es una de las películas más especiales de esta selección, no solo porque representa la primera adaptación autorizada de la novela homónima de Bram Stoker, sino porque además fue la película cuyo éxito dio pie a la creación del «monstruoverso». 

Con el inigualable Bela Lugosi en la piel del legendario conde, y siguiendo de cerca la novela de Bram Stoker, Tod Browning le abrió al terror las puertas del cine mainstream. Por primera vez, el público hizo fila para asustarse a propósito con la perturbadora presencia de Drácula, cambiando para siempre el consumo del miedo.

Más allá de las incontables reinterpretaciones que vendrían después, ninguna lograría replicar el impacto cultural de la versión de 1931. La mirada casi hipnótica de Bela Lugosi y la visión de Tod Browning sentaron las bases del vampirismo en el cine y todo lo que vino después —de lo gótico, a lo pop, y del terror al romance— nació acá.

2. Frankenstein (1931)

  • Dirección: James Whale
  • Guion: Francis Edward Faragoh, Garrett Fort
  • Producción: Carl Laemmle Jr., E.M. Asher
  • Basada en: Frankenstein o el moderno Prometeo (1818) de Mary Shelley

Pensar en Drácula es pensar en Frankenstein: ambas nacen de clásicos literarios y ambas llegaron a los cines el mismo año. Sin embargo, a diferencia de la historia planteada por Browning, el Frankenstein de James Whale se distancia notablemente de la novela original en la que se inspira.

El libro de Mary Shelley es, ante todo, una reflexión filosófica y existencial sobre la ambición humana, la soledad y la búsqueda de identidad. Whale, en cambio, transforma ese material en una película de terror visual y emocional, profundamente influenciada por el expresionismo alemán. Lo curioso es que su apuesta no solo funcionó, sino que elevó el mito a una nueva dimensión.

La criatura concebida por Whale —y encarnada magistralmente por Boris Karloff— convirtió al monstruo literario de Shelley en un símbolo universal que influenciaría nuevas adaptaciones hasta el día de la fecha.

3. The Mummy (1932)

  • Dirección: Karl Freund
  • Guion: John L. Balderston
  • Producción: Carl Laemmle Jr., Stanley Bergerman

Con el descubrimiento de la tumba de Tutankamón en 1922, el mundo se volvió loco por Egipto, y, obviamente, el cine también. Universal vio la oportunidad y así nació The Mummy. Dirigida por Karl Freund, quien había sido el director de fotografía de Metrópolis y Drácula, La Momia se develó como una historia completamente original inspirada (más o menos) en hechos reales.

El personaje de Imhotep —interpretado por un Boris Karloff recién salido de Frankenstein— está inspirado en un sacerdote egipcio real del siglo XXVI A.C. y en las leyendas de la «maldición de los faraones» que se popularizaron tras la muerte de algunos miembros del equipo que descubrió la tumba de Tutankamón.

Hasta el presente, la película de Karl Freund no solo es responsable de definir la estética del «terror arqueológico» y las «maldiciones antiguas», sino también de incorporar un tono romántico que la distingue del resto de los monstruos clásicos. Al igual que Imhotep, su influencia se extendió en el tiempo: inspiró varias secuelas en los años cuarenta, el remake de 1959 con Christopher Lee y la exitosa saga de los noventa protagonizada por Brendan Fraser.

4. The Invisible Man (1933)

  • Dirección: James Whale
  • Guion: R.C. Sherriff, Preston Sturges, Philip Wylie
  • Producción: Carl Laemmle Jr.
  • Basada en: El hombre invisible (1897) de H. G. Wells

Una lista sobre los monstruos clásicos no está completa sin él. The Invisible Man es otra joya del terror clásico, una que mezcla ciencia, locura y humor negro con un estilo único.

Dirigida por James Whale —el mismo de Frankenstein—, El hombre invisible adapta la novela de H. G. Wells publicada en 1897, otro clásico de la ciencia ficción temprana. Pero a diferencia de los monstruos trágicos o sobrenaturales que ya exploramos, acá el horror proviene de la historia de un hombre que, en su intento por dominar la materia, pierde por completo la cordura. El resultado es una película que combina terror, sátira y el humor más perverso de todos los monstruos clásicos.

Una rareza dentro del «monstruoverso» es que este fue el primer monstruo de Universal que no es víctima de una maldición ni de la sociedad, sino de sí mismo. El Dr. Jack Griffin —interpretado por el carismático actor británico Claude Rains— no busca redención, ni amor, sino poder. Es un villano cruel y sarcástico, que mata y no solo disfruta, sino que se burla. 

Cabe agregar que la película sorprendió y sorprende todavía al público con efectos visuales revolucionarios: objetos que se mueven solos, vendajes que se desenrollan dejando un vacío en el aire y huellas sin dueño. Fue pura innovación técnica para 1933, y sin lugar a dudas consolidó a Universal como el estudio más creativo del género.

The Invisible Man: We’ll begin with a reign of terror, a few murders here and there, murders of great men, murders of little men – well, just to show we make no distinction. I might even wreck a train or two… just these fingers around a signalman’s throat, that’s all.

Un reinado de terror, efectivamente.

  • Foto de perfil de Celina Alba Posse

    Aportando mi granito de arena para que las películas y los artistas del pasado no se olviden. Obsesionada con descubrir clásicos, fan de compartirlos y feliz de hacerlo en Edición Sunset.

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