100 años de Warner Bros: una selección del período clásico

El 4 de abril de 1923, los hermanos Harry, Albert, Sam y Jack Warner fundaron legalmente Warner Bros. Pictures. Este año, se cumplen 100 años de la conformación oficial de uno de los estudios de filmación protagonistas en el desarrollo del sistema clásico de Hollywood durante la primera mitad del siglo XX. En este artículo, repasamos 10 películas esenciales de Warner Bros. que dejaron su huella en la historia del cine.

El inicio del cine sonoro

La primera película de esta lista es un símbolo del final de un modo de hacer cine y del comienzo de una nueva era en la industria. The Jazz Singer, protagonizada por Al Jolson y dirigida por Alan Crosland, fue el primer largometraje con sonido e imagen sincronizados, incluyendo tanto música grabada, como segmentos de diálogo.

The Jazz Singer se estrenó en octubre de 1927. La hazaña técnica fue llevada a cabo empleando el sistema de sonido Vitaphone, que fue utilizado por el estudio en numerosas ocasiones durante fines de los años 1920s y principios de los 1930s. Tras el éxito del estreno, tarde o temprano, todos los estudios se vieron forzados a incursionar en la sincronización del sonido y a dejar atrás el cine mudo. Fue el comienzo de las talkies. ¡Y todavía no habían escuchado nada!

Años 1930s: gángsters y aventuras

La década de 1930 estuvo plagada de aventuras en Warner Bros. Durante la era pre-code, en los primeros años de la década, el estudio apostó por las películas de gángsters y dio origen a actores espectaculares como Edward G. Robinson y James Cagney. Este último protagonizó The Public Enemy en 1931, uno de los clásicos del género dirigido por William A. Wellman.

Con la instalación del código Hays en los estudios de filmación, el realismo de las duras consecuencias del crimen dio paso a la fantasía liviana y las historias de aventuras, más fáciles de atravesar las condiciones de los censores. Una de las grandes parejas protagonistas de esta época fue la de Olivia de Havilland y Errol Flynn. Entre sus colaboraciones, trabajaron en The Charge of the Light Brigade (1936) y Robin Hood (1938), ambas de Michael Curtiz, uno de los directores más importantes de Warner Bros.

El póster pertenece a su correspondiente autor.

Años 1940s: biografías en tiempos de guerra

Durante la Segunda Guerra Mundial, Warner Bros. enfocó sus efuerzos en la producción de películas patrióticas. Entre ellas se incluye Sergeant York (1941), un film biográfico sobre la vida del soldado Alvin C. York. Dirigida por Howard Hawks y protagonizada por Gary Cooper, la película se convirtió en el éxito de mayor recaudación en la pantalla grande de 1941.

Otro gran éxito llegó de la mano de James Cagney y su faceta musical en Yankee Doodle Dandy (1942), de Michael Curtiz. En este film, el gángster probó su carácter de triple amenaza – que implica cantar, bailar y actuar- y dio cuenta en la pantalla grande de su experiencia y aprendizaje durante sus años de vaudeville.

Más de los años 1940s: crimen y romance

Dos clásico imperdibles forman parte de nuestra selección de los años 1940s y ambos tienen como protagonista a una de las grandes estrellas de Warner: Humphrey Bogart. Uno de ellos es la mítica The Maltese Falcon, del director John Huston. Con una trama plagada de misterio y brillantes actuaciones, el film es considerado como una de las primeras grandes influencias o incursiones dentro del género del film noir.

El segundo film constituye problabemente la mejor historia de amor en tiempos de guerra jamás contada. Sí, una vez más, tenemos que nombrar a Michael Curtiz (¡qué habría sido de Warner sin él!). Curtiz es el director detrás de Casablanca (1942), uno de los clásicos del cine más grandes de todos los tiempos.


Esta obra inmortal captura uno de los romances más icónicos de la historia en el cine de Hollywood. Humphrey Bogart e Ingrid Bergman entallan un melodrama con una química hipnótica en la pantalla y nos regalan una frase que hasta el día de hoy resuena en los corazones de cada espectador: “Siempre nos quedará París”. 

Póster de la película estadounidense de 1941 The Maltese Falcon (El halcón maltés), la tercera adaptación de la novela de Dashiell Hammett de 1930 The Maltese Falcon y la segunda con ese mismo nombre.
Imagen de The Maltese Falcon
The Maltese Falcon (1941)

La revista Film Quarterly la denominó como “el mejor melodrama de detectives jamás filmado”, y no podemos estar más de acuerdo. Humphrey Bogart nos ofrece el epítome de detective privado en el cine negro: un hombre solitario y pesimista que intenta ayudar a una mujer hermosa con un pasado turbulento. No importa cuantas veces uno mire este clásico, siempre es explosivo. 

Años 1950s: nuevos tiempos, nuevas historias

La época de la posguerra terminó con los largos contratos de las grandes estrellas de tiempos pasados (Humphrey Bogart, Bette Davis) e introdujo caras nuevas en el estudio, con cada vez mayor presencia de las producciones y contratos independientes.

Dentro de los films más destacados de este periodo se encuentra Rebel Without a Cause (1955), protagonizada por James Dean, quien realizó dos películas más con el estudio antes de su muerte. Warner Bros. también guarda el privilegio de ser el estudio detrás de una de las grandes actuaciones de Marlon Brando: su interpretación de Stanley Kowalski en A Streetcar Named Desire (1951). El film, dirigido por Elia Kazan y basado en la obra de Tennessee Williams, tiene a Brando y a Vivien Leigh en los roles protagónicos.

Este clásico potente y brillante es un ensayo sobre la juventud y es, probablemente, una de las mejores opciones para conocer una leyenda del cine: James Dean, quien brinda una de sus encarnaciones más sentidas. 

Marlon Brando gritando ‘Stella’ a todo fulgor constituye una de las escenas más inmortales del Hollywood clásico. Elia Kazan construye, a través de su lente, uno de los relatos más importantes del escritor norteamericano Tennessee Williams. La puesta en escena y las actuaciones brillantes ponen en evidencia una historia altamente vigorizante y poética. 

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